EL CINE EXPRESIONISTA ALEMÁN

    

 

 EL CINE EXPRESIONISTA ALEMÁN

                                                       Por Martín Matus

                           martinmatus@yahoo.com 

    El cine expresionista alemán constituye uno de los momentos fundamentales en la historia del film de arte. El Gabinete del Doctor Caligari (1919), de Robert Wiene (tres imágenes de este film se muestran arriba);  Nosferatu (1922) de F.W. Murnau; o Metrópolis (1926), de Fritz Lang, constituyen sus principales faros. En esta nueva palpitación de Cine y trascendencia de Temakel, Martín Matus, miembro de la Carrera de Composición con medios electroacústicos de la Universidad de Quilmes, Argentina, nos sumerge en una amplia y sólida introducción al mundo de la imagen cinematográfica expresionista. Sobre el final, encontrarán el listado de los principales films de esta corriente, junto con la recomendación de las obras de Sigfried Kracauer y Lotte Eisner, históricos trabajos de análisis de índole estética, filosófica y sociológica sobre el expresionismo en el cine. Y, también, finalmente, se sugieren sitios en la red para una ampliación de las fuentes antes mencionadas.  

     En forma estricta, podría definirse al cine expresionista como una de las corrientes más importantes de la producción fílmica alemana en el período inmediato al fin de la Primer Guerra Mundial, más exactamente de 1919 a 1926. Sin embargo, veremos que esta definición es un tanto simplista, y que dentro de este rótulo son ubicados muy frecuentemente una variedad de películas y creadores, en algunos casos, aparentemente muy disímiles. Este trabajo intentará encontrar algunas claves, relacionadas a la recurrencia de algunos aspectos estéticos, de las temáticas o los significados, como también del duro contexto que atravesaba Alemania en esa época, que ayuden a comprender la identidad del cine expresionista y su coherencia.

 El contexto histórico

  Luego de la declaración del fin de las hostilidades de la Primera Guerra Mundial, el kaiser Guillermo II abdica y huye hacia Holanda (octubre de 1918). Se deshace el gobierno imperial y es proclamada la República alemana, cuyo nuevo gobierno es el "Consejo de comisarios del pueblo".

   La Liga de los Espartaquistas (grupo social-demócrata) propugna por un régimen de tipo soviético, es decir la instauración de una dictadura del proletariado. En enero de 1919 se produce un levantamiento espartaquista en Berlín, que se extiende a Baviera, Hamburgo y otras ciudades. La represión de este movimiento es asumida por fuerzas del ejército y grupos nacionalistas al mando de Noske, y entre sus consecuencias se cuentan los asesinatos de los dirigentes espartaquistas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht a manos de estos grupos de derecha.

   En febrero de 1919 Friedrich Ebert es electo presidente de la República de Weimar por la Asamblea Nacional. Este nuevo gobierno sufre diversas adversidades: la hostilidad de la burguesía nacionalista, los grandes industriales, y el ejército (que va politizándose progresivamente). Se dan incidentes violentos llevados a cabo por grupos de extrema derecha. En 1920 fracasa un golpe de estado derechista y en 1923 otro encabezado por Hitler. A todo esto se suma la grave situación económica de ese período (niveles altísimos de inflación, con el hambre y la desocupación subsecuentes) que alcanza su peor momento en 1922, y que recién comenzará a estabilizarse hacia fines de 1923.

 El expresionismo

 En torno a ese núcleo que es la experiencia de los alemanes de la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias, surgirá el movimiento cultural más importante de Alemania de esa época: el expresionismo. Si bien el campo artístico más conocido sea la de la pintura, podemos encontrarlo también en literatura, música, arquitectura, teatro y, por supuesto, cine. Su principal característica consiste en el intento de representación opuesta al naturalismo y la observación objetiva de los hechos y sucesos externos, haciendo énfasis en lo subjetivo. Para el artista expresionista lo importante es su visión interna, que se extiende a aquello que se intenta representar deformándolo, intentando encontrar su esencia. Algunas de sus principales preocupaciones se plasmaban en críticas al materialismo dominante en la sociedad de la época, a la vida urbana y en visiones apocalípticas sobre el colapso de la civilización, a veces cargados de contenido político revolucionario.

   En pintura, el expresionismo fue el movimiento de vanguardia contrapuesto al arte naturalista que guió la producción artística europea durante más de cuatro siglos, y que llego a su apogeo con el impresionismo. La deformación expresionista se podía dar de diversas maneras: distorsionando la forma, el color, o el espacio mediante el uso no tradicional de la perspectiva. Encontrando antecedentes hacia fines del siglo XIX en Van Gogh, Gaugin y Munch, los grupos expresionistas más importantes en Alemania fueron Die Brucke (1905-1913), y Der Blaue Reiter (1911-1914) cuya dirección se orienta hacia la abstracción.

   En las letras, de manera análoga a la pintura, lo importante no es la descripción o narración exacta de los hechos, sino sus significados interiores. Sus principales antecedentes son, hacia fines del siglo XIX, el alemán Franz Wedekind y el sueco August Strindberg. Sin embargo, la primer obra expresionista es Der Bettler (El mendigo) de Reinhard Sorge, escrita en 1912 (puesta en escena recién en 1917 por Max Reinhardt). Otros escritores fueron Georg Kaiser, Ernst Toller, y los poetas Ernst Stadler y Georg Trakl.

   La arquitectura expresionista tuvo entre algunos de sus creadores a Erich Mendelsohn y Hanz Poelzig, quien en 1919 costruyó el Grosses Schauspielhaus (Gran Teatro) en dónde Reinhart presentó obras. Incluso en música se habla (más bien por extensión de las otras artes) de expresionismo, haciendo referencia a la segunda escuela de Viena, formada por los compositores Arnold Schoenberg, Alban Berg y Anton Webern. Sin embargo, la influencia más decisiva para el cine expresionista es el teatro alemán de la época, cuya figura principal fue Max Reinhardt. 

   Max Reinhardt fue uno de los más importantes innovadores del teatro, y su obra estuvo en primer plano principalmente entre los años 1907 y 1919, año en el cual adquiere mayor importancia el teatro constructivista de Erwin Piscator. Reinhardt alrededor del año 1905 adquirió el Deustches Theater y lo reconstituyó, modificando completamente el diseño escénico. Por esa época creo el Kammerspiele (representación de cámara), un nuevo concepto caracterizado por la intimidad del ambiente en el que se realizaba la representación, para una audiencia reducida. Si bien (como se encarga enfáticamente de aclarar Eisner) el teatro de Reinhardt no era expresionista, algunos de los aspectos estéticos más importantes del cine expresionista, como por ejemplo el uso de la luz, son consecuencia directa de la influencia ejercida por él.

  El cine alemán y la Ufa

  La Universum Film Aktiengesellschaft (UFA), fue formada en 1917 por resolución de Alto mando alemán (Gral. Ludendorff) con un fin principalmente propagandístico, que sería realizado ya sea en forma directa o indirecta: se realizarían películas características de la cultura alemana y films para la educación nacional. Las principales causas eran el muy bajo nivel de la producción nacional frente a los films extranjeros y el gran poder de influencia que el cine estaba demostrando tener sobre la gente. En 1918, luego de la derrota alemana, el Reich renuncia a la participación en la UFA y la mayoría de la acciones son adquiridas por el Deustche Bank, es decir pasa de manos del gobierno a manos privadas. Con este cambio a los fines propagandísticos se sumaron otros más prácticos: los fines comerciales.

  Inmediatamente al fin de la guerra una de las líneas de producción cinematográfica predominante estaba compuesta por films con alto contenido sexual, casi pornográfico, que el pueblo alemán consumía con avidez, principalmente las clases sociales más castigadas. Otra línea de producción era realizada por UFA, en parte como oposición a la recién mencionada, y consistía en superproducciones pseudo-históricas (uno de cuyos principales directores fue Ernst Lubitsch): tergiversaban la historia, ridiculizando a otros países como Francia (Madame Dubarry, Danton) o Inglaterra (Ana Bolena). A veces se ambientaban en el Oriente u otros lugares exóticos (La mujer del faraón, Sumurun).

   Sin embargo, para Kracauer, no era el único motivo de ellas la propaganda o el intento de reavivar un sentido nacionalista. En estos films, los hechos eran enfocados desde un punto de vista subjetivo, y la historia de la humanidad era el fruto de las pasiones de unos pocos. En definitiva, toda la producción fílmica alemana inmediata a la posguerra es sintomática del "éxodo psicológico del mundo exterior" que estaba atravesando el pueblo alemán. Pero hay otro conjunto de películas en las que puede encontrarse esto en forma quizás mucho más exacerbada, y cuyo punto de partida es El gabinete del Dr. Caligari de 1919, que puede considerarse quizás como el film expresionista por antonomasia.

El Gabinete del Dr. Caligari

   Antes de Caligari existen ya películas que anuncian la llegada del expresionismo al cine. Uno de los principales creadores y precursor del movimiento fue Paul Wegener, quien anteriormente hubiera formado parte de la compañía teatral de Max Reinhardt. De 1913 data su film como actor, El estudiante de Praga (dirigida por Stellan Rye) y de 1914 su desaparecida primer versión de El Golem (junto a Henrik Galeen), ambos de los cuales tendrían remakes. Otra película fue Homunculus (1916) de Otto Ripert. Todas ellas anticipan algunas características que serán fundamentales para el cine expresionista.

   El gabinete del Dr. Caligari surge originalmente de una idea de Carl Mayer y Hans Janowitz. Su guión fue aceptado por Erich Pommer, autoridad de la Decla Bioscop, una productora cinematográfica independiente de la época, y que en 1923 sería nombrado jefe de toda la producción de la UFA, quien para dirigirlo elige a Robert Wiene (en principio pensó en Fritz Lang, pero este se hallaba ocupado con otro proyecto, Las arañas). En la idea original de Mayer y Janowitz, Caligari llega a la feria de un pueblo presentando una nueva atracción, el sonámbulo Cesare. Progresivamente se van dando enigmáticos asesinatos en el pueblo, cuyo autor será el sonámbulo bajo las órdenes de Caligari. Uno de los protagonistas, Francis, investigando el caso, descubre el misterio: Caligari es un realidad el honorable director de una clínica médica quien estudiando un caso de sonambulismo del siglo XVIII se obsesiona cada vez más, y cuando llega a su clínica un sonámbulo, encuentra la posibilidad de transformarse en aquello que lo obsesiona ("Ser Caligari"). Sin embargo a este argumento Wiene agrega un prólogo y un epílogo que resignifican completamente la obra: en realidad esta historia no es otra cosa que un producto de los desvaríos mentales de Francis, internado en una clínica.

   La importancia de Caligari se da en varios planos: por un lado abre las puertas a una producción cinematográfica "artística", hasta ese momento casi inexistente en Alemania. Por otro lado, podemos encontrar en ella las pautas estéticas y temáticas que guiarán el camino del expresionismo, y que serán desarrolladas por sus creadores.

 Temáticas

  Para considerar los temas habituales de los films expresionistas tenemos que tener presente la difícil situación que atravesaba Alemania en esa época, y la manera en que este sentimiento de desesperanza, angustia y miedo fue reflejado en el arte, como hemos visto al principio. Lo sobrenatural, lo fantástico, lo desconocido y lo siniestro pueblan las películas bajo distintas formas para darle sentido a lo que Eisner define como "la doctrina apocalíptica del expresionismo" . Desde la peste en Nosferatu (y más tarde en Fausto), hasta la inundación de Metrópolis, el tema del fin del mundo sobrevuela las películas como un fantasma, más o menos explícito, fruto del pesimismo alemán frente al futuro. El cine expresionista plasmó esto en gran medida tomando como fuente de inspiración a la tradición literaria romántica, encabezada por Goethe y Hoffman, y muchos de sus temas, imágenes y símbolos.

   Uno de los principales temas que analiza Kracauer en su obra es el de la tiranía. Según su interpretación en las películas expresionistas se puede rastrear de manera inequívoca la necesidad del pueblo alemán de la dominación tiránica (y como demuestra la historia no es tan descabellada su tesis). Esta era el único camino viable frente a la alternativa del caos anárquico de la libertad gobernada por el instinto. El tirano que por y para la concreción de su poder comete actos de violencia y crímenes y que, teniendo precedentes en Homunculus, podemos encontrar en la figura de Caligari, ordenando según su voluntad a Cesare asesinar a sangre fría, en el rabino Loew manipulando al golem, en Nosferatu, en Mabuse, y dentro de El hombre de las figuras de cera, en sus personajes Iván el terrible, Jack el destripador y Harún-al-Rashid. Puede ponerse en relación con esto el tema la lucha entre padre e hijo, y del conflicto generacional. También el de la figura del monstruo (el ser antinatural o artificial), ya sea tirano o dominado: la encontramos en el Golem, en Cesare, en Nosferatu, en Futura.

   El doble será otro de los temas recurrentes. Ya en El estudiante de Praga de 1913 como consecuencia de un pacto con el diablo, la imagen en el espejo del protagonista toma independencia de él, convirtiéndose en su enemiga. También en la precursora, aunque realista, El otro de 1913 está en primer plano el tema del doble. Caligari es por otra parte un respetable médico y Nosferatu es el Conde Orlock, un "burgués" que mediante un intermediario desea adquirir un terreno. Futura, la robot de Metrópolis, es el doble de la abnegada Maria.

                  

   Metrópolis es una de las obras que representa más claramente un punto de inflexión dentro del cine alemán (arriba dos imágenes del famoso film). Teniendo aún elementos estéticos que Lang sigue tomando del expresionismo, vemos que otros temas empiezan a ser más relevantes, como la ciudad corrupta (y corruptora), lo social y la lucha de clases (aunque sea de manera un tanto exagerada), y en menor medida la ciencia.

  Aspectos estéticos

  Más importantes que sus temáticas para la identidad del cine expresionista, son sus recursos estéticos. Todos ellos en función de lo que Eisner califica de intraducible: la "Stimmung" alemana, algo así como una "atmósfera sugiriendo las vibraciones del alma (y que) flota tanto en torno a los objetos como a las personas" .

   Uno de los recursos más importantes es el uso de la luz. Aquí se puede rastrear la determinante influencia de Max Reinhardt: en sus puestas en escena la luz era un elemento constructivo fundamental. En ellas era común encontrar notables contrastes de luces y sombras, la iluminación repentina de un objeto o un rostro dejando el resto en penumbras como medio de enfocar la atención del espectador sobre aquel. La luz adquirirá aún más importancia en los últimos años de la guerra, debido a la escasez de recursos y pasará a tener un rol arquitectónico, que complementará los pobres decorados de tela.

  En los films expresionistas, la luz es en algunos casos un elemento decorativo, formando etéreas figuras en el humo o al dibujarse en el polvo los rayos de sol ingresando por una ventana. Sin embargo, más que la luz, las sombras producidas por ella son las esenciales para el cine. Sombras que además del fin decorativo mencionado, muchas veces son ellas las encargadas de narrar, en lugar del cuerpo que las provoca: uno de los casos más notables de esto se encuentra en Nosferatu, y su sombra sin cuerpo subiendo las escaleras de la casa de Nina, o su mano "exprimiendo" el corazón de ella recostada. Muy comúnmente las sombras simbolizan el ineluctable destino, la muerte: Cesare, la muerte en Las tres luces, Nosferatu, Hagen acechando a Sigfrido en Los nibelungos.

  Los decorados de El gabinete del Dr. Caligari, a cargo de los artistas expresionistas Hermann Warm, Walter Roerig y Walter Reimann, son otra demostración paradigmática de la deformación expresionista: las perspectivas son intencionalmente falseadas, encontramos por doquier calles que se pierden oblicuamente, los frentes de las casas son completamente asimétricos, muchos de los interiores son un espacio cerrado, asfixiante. Todo esto intenta introducirnos en la psique del trastornado protagonista, su enfermizo mundo interior. Muchas otras películas posteriores usarán, aunque sea en forma atenuada, la deformación de los decorados.

   Otros decorados habituales en los films expresionistas tienen que ver con un retorno al pasado, fundamentalmente mágico, siguiendo algunas premisas de la literatura romántica. Uno de los ambientes predilectos por los cineastas expresionistas será la Edad Media. Para los decorados de la segunda versión de El Golem de Wegener fue designado el arquitecto expresionista Hans Poelzig (creador del Grosses Schaupielhaus) quien diseño para ella una reconstrucción de un gueto medieval de Praga. Fausto de Murnau, uno de los últimos films expresionistas, también retoma la tradicional leyenda en un contexto medieval con aires apocalípticos. Aún en Los Nibelungos de Lang, basada en la saga-epopeya nacional germana, si bien sus decorados no son totalmente expresionistas, posee algunos elementos que sí lo son.

   Todas estas películas se inscriben en la tendencia cinematográfica alemana de la época, inaugurada por Caligari, que rechaza la utilización de exteriores. Sin embargo, los paisajes y tomas al aire libre de Nosferatu, uno de los films más emblemáticos, fueron realizados en exteriores, logrando transportarnos a un pasado quizás aún más tenebroso que el resto de ellos, en virtud de sus edificaciones semi-derruidas, sus arcos góticos y sus nublados paisajes amenazantes, el mar y las montañas.

   También en otros films encontramos la ambientación en un tiempo pretérito: uno de los episodios de Las tres luces de Lang transcurre en el Renacimiento en Venecia; la primer versión de El estudiante de Praga (al igual que Nosferatu) transcurre en el siglo XIX y fue rodada principalmente en exteriores, en una antigua ciudad de Praga; en el episodio acerca de Jack el destripador de El hombre de las figuras de cera de Paul Leni, en dónde la distorsión expresionista del decorado se hace presente siguiendo las enseñanzas de Caligari. Incluso en una película como Metrópolis, que intentaba plasmar un posible futuro cien años posterior, la confrontación final entre el protagonista, Freder, y el científico-místico, Rotwang, se da en una catedral gótica.

   Menos notorio, pero también característico, es el encuadre en las películas expresionistas. La acción es casi teatral, no hay uso del fuera de campo, es decir que lo importante es lo que se ve, aunque sea tan intangible como una sombra. Frecuentemente los encuadres se asemejan a composiciones pictóricas, sobre todo en el caso de Murnau y Lang, directores con un notorio conocimiento sobre historia del arte. Es común el uso de las diagonales no solo a nivel de la deformación de los decorados: también son comunes las figuras dispuestas en la pantalla en posición diagonal como, por ejemplo, la conocida toma de la muerte del vampiro Nosferatu, causada por los rayos del sol. A veces observamos, en un encuadre fijo, surgir gradual y lentamente, una figura amenazante desde el fondo (como Cesare o Nosferatu). A veces observamos como las figuras se desvanecen en las penumbras de la pantalla.

   La interpretación es uno de los aspectos quizás más llamativos del cine expresionista (que incluso a veces puede resultar chocante para un desprevenido espectador de nuestra época). Ya en Caligari (sus actores Kraus y Veidt fueron actores de la compañía de Reinhardt) la actuación realista es dejada a un lado, demostrando afectación. Si bien es cierto que esta cualidad en la interpretación existe en algunas películas de otros países, en las alemanas esto es llevado al extremo. Cuando se quieren mostrar sentimientos (miedo, ira, deseo, etc) se hace intentando exteriorizar estas emociones de la forma más extrema posible, a veces en forma violenta y abrupta, a veces con movimientos entrecortados y mecánicos, sumándole a esto, en algunos casos, un excesivo maquillaje.

   Es interesante destacar el hecho de que de los recursos cinematográficos mencionados el uso de luces y sombras será el único que seguirá teniendo vigencia años pasado el expresionismo, mientras que el resto de los recursos que comentamos ya han sido ampliamente abandonados en pos de un mayor realismo. En películas como M. de Lang (1931), por ejemplo, son característicos los juegos de sombras y las escenas repletas de humo .

Conclusiones

  Eludiendo el extrañamiento que es posible generen los films en un primer acercamiento (y soslayando los prejuicios) el cine expresionista es indudablemente uno de los productos culturales más singulares y destacados de una época. No tanto como testimonio directo de una de las naciones protagonistas de una de las épocas que marcarían decisivamente la historia, sino como un prolífico campo en donde nacerían obras de arte de manos de genuinos artistas. Artistas entre los cuales sobresalen las figuras de F. W. Murnau, cuya breve carrera continuará con el traslado a Hollywood en 1926 y culminará con su muerte en 1933, y F. Lang, quien en cambio, atravesará los grandes cambios estéticos y técnicos cinematográficos hasta 1976, también viviendo un largo período en Hollywood.

  No parece casual el hecho de que el expresionismo cinematográfico se extinga hacia 1926, año en el cual se encuentra afianzada una breve etapa de estabilidad económica y política en Alemania, que comenzó dos años antes. Fausto de Murnau y Metrópolis de Lang, son los últimos exponentes del expresionismo en cine. El camino del cine alemán (hasta el ascenso del nazismo en 1933 ) se orientará a un mayor realismo y temáticas sociales, anticipado por el intimista y psicológico "Kammerspielfilm" (originado en el "Kammerspiele" de Reinhardt e inaugurado en 1921 con el film Raíles de Lupu Pick), y principalmente con la visión cínica de la "Nueva Objetividad" liderada por George W. Pabst.

  Pareciera que, en su máxima pureza, el expresionismo tuviera como una de sus principales razones de ser la traducción en arte de la desesperación y el miedo del pueblo alemán en una época oscura.

 

PRINCIPALES FILMS

1919 El gabinete del Dr. Caligari (Das kabinett des Dr. Caligari) – Robert Wiene

1920 Genuine – Robert Wiene

El golem (Der golem) – Paul Wegener

Del alba a medianoche (Von morgens bis mitternacht) – Karl Heinz Martin

1921 Las tres luces (Der müde tod) – Fritz Lang

1922 Nosferatu – F. W. Murnau

Dr. Mabuse el jugador (Dr. Mabuse der spieler) – Fritz Lang

1923 Raskolnikoff – Robert Wiene

Sombras (Schatten) – Arthur Robinson

La muerte de Sigfrido (Nibelungen I – Siegfrieds tod) – Fritz Lang

1924 La venganza de Crimilda (Nibelungen II – Kriemhilds rache) – Fritz Lang

El hombre de las figuras de cera (Das wachfigurenkabinett) – Paul Leni

1925 La crónica de Grieshuus (Zur chronik von Grieshuus) – Arthur von Gerlach

1926 Metrópolis – Fritz Lang

Fausto (Faust) – F. W. Murnau

BIBLIOGRAFIA

  Dos fuentes indispensables para el estudio del cine expresionista alemán son los libros de Sigfried Kracauer y Lotte Eisner.

Kracauer, Siegfried. De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán. Paidós, Barcelona, 1995.

Eisner, Lotte H., La pantalla demoníaca. Las influencias de Max Reinhardt y del expresionismo.

  La  primera de estas obras (como su nombre lo indica) estudia el cine alemán desde 1918 hasta 1933 como sintomático de la mentalidad alemana, realizando un estudio histórico y social de Alemania de la época en relación con su producción fílmica. En el segundo también es analizado el mismo período pero con un enfoque fundamentalmente estético, estudiando las películas y enfatizando la influencia del teatro.

Fuentes en Internet:

http://www.britannica.com - Enciclopedia Británica On-Line: información general y breves artículos sobre tópicos específicos.

http://www.imdb.com - International Movie Data Base : una de las más completas bases de datos sobre cine.

 

                                                                  

 

 

                                           

©  Temakel. Por Esteban Ierardo